Identifican último resto de desaparecido en Arsenales

La familia de Roque Argañaraz, un hombre secuestrado en 1977 en Tucumán, recibió recientemente la noticia de que sus restos fueron identificados. Este hallazgo se produjo tras más de cinco décadas de búsqueda, y ocurrió en una de las fosas del centro clandestino de detención conocido como “Arsenales”. Este lugar funcionó como un infierno donde se llevaron a cabo torturas durante la última dictadura.

Roque, que tenía 34 años en el momento de su secuestro, y su hermano Daniel trabajaban en el sector azucarero. La madrugada del 18 de febrero de 1977, un grupo armado entró en su casa en Macio, un pequeño poblado cercano a Monteros. Testigos relatan que los hombres, encapuchados y armados, se llevaron a ambos hermanos con las manos atadas y los ojos vendados usando sábanas de la cama.

Los hermanos fueron trasladados a un ingenio azucarero donde sufrieron torturas. Luego, los llevaron a “Arsenales”, un lugar que se encontraba en la ruta 9, también en Tucumán. Este centro clandestino ha sido descrito por quienes lo vivieron como un sitio aterrador donde se apresó a académicos, trabajadores estatales y estudiantes que alzaron la voz contra la dictadura. Una testigo, que prefirió mantener su identidad bajo resguardo, recordó lo impactante que fue tener que callar por el clima de violencia y negación que aún persiste.

Aunque Roque y Daniel fueron separados en “Arsenales”, algunos hombres que estaban cerca de ellos relataron que Roque fue víctima de torturas extremas y falleció durante un procedimiento llamado “submarino”. Este método, que implicaba sumergir a la víctima en agua para asfixiarla, era parte del horror cotidiano en ese infierno. Daniel, tras sufrir también torturas, fue liberado en una ruta provincial y nunca supo del paradero de su hermano hasta que la justicia federal les informó sobre la identificación de sus restos.

Arsenales, una mazmorras de sufrimiento

“Arsenales” fue un centro de detenciones con una historia tenebrosa. El exgendarme Omar Torres, que prestó servicio durante esos años, reveló que los recuerdos de las atrocidades que presenció aún lo atormentan. Describió “Arsenales” como un lugar que se parecía a un campo de concentración, donde prisioneros eran encerrados en pequeñas celdas.

Los métodos de tortura eran crueles: desde sumergir a las víctimas en tanques hasta el uso de descargas eléctricas. Cada dos semanas, un grupo de prisioneros era llevado a una fosa para ser ejecutado. Las armas de fuego se usaban en la cabeza para asegurar la muerte, y los cuerpos eran incinerados con neumáticos y leña, todo para eliminar las evidencias de esos crímenes.

Durante uno de estos terribles episodios, el entonces gobernador de facto de Tucumán, Antonio Domingo Bussi, fue visto disparando a prisioneros, algo que marcó a quienes estaban presentes.

Las fosas y la búsqueda de justicia

Desde 2009 hasta 2011, por orden judicial, se llevaron a cabo excavaciones en “Arsenales” por el Equipo Argentino de Antropología Forense, junto al Grupo Interdisciplinario de Arqueología y Antropología de Tucumán. Se encontraron cinco fosas clandestinas, algunas de gran tamaño, indicando que intentaron ocultarlas con maquinaria pesada.

Se recuperaron numerosos fragmentos óseos y otros indicios que confirmaban el terrible destino de muchos de los desaparecidos. Con el avance de la ciencia forense se logró identificar la mayoría de los restos, y en años posteriores, el ADN de Roque fue finalmente coincidido con el de su hermano, dando cierre a una larga incertidumbre.

Hoy, se espera que los restos de Roque sean entregados a su familia, regresando así a su hogar casi 50 años después de su secuestro, un gesto que representa no solo un cierre para la familia, sino también un paso más hacia la memoria y la justicia.

Botão Voltar ao topo